domingo, 31 de octubre de 2010

PARA REFLEXIONAR SOBRE EL IMPACTO DE LA CULTURA GNERAL EN LA VIDA DE LAS PERSONAS

Lunes, 18 de octubre de 2010




LA VIDA DE CESAR GONZALEZ, LA OBRA DE CAMILO BLAJAQUIS

“Es más peligroso un pibe que piensa que un pibe que roba”

A los 21 años, después de haber estado preso desde los 16 hasta los 20, publicó La venganza del cordero atado, su primer libro de poemas. “Aparte de excluirte económicamente, te excluyen cultural y simbólicamente”, subraya.

Por Silvina Friera



César González se puso Camilo en homenaje a Cienfuegos y Blajaquis por el militante peronista de ¿Quién mató a Rosendo?

El aire se espesa en Morón. Se presiente la lluvia, el ataque de las gotas, como en uno de los poemas de Camilo Blajaquis, el seudónimo que eligió César González para escupir su dolor, su verdad, su poesía, cuando renació dentro de una cárcel. “¡Letras, máscara de mi herida! / Aliéntame esta tarde / que si no escribo soy piedra / y vuelvo a ser tan sólo un expediente/”, se lee en su primer libro, de título ricotero, La venganza del cordero atado (Ediciones Continente), con ilustración de Rocambole y prólogo de Luis Mattini. Dos trozos de carbón que arden; llamitas intrépidas lanzadas del presente hacia el futuro. Los ojos de César experimentan con la pequeña porción del horizonte que se deja ver desde la ventana de “Dallas”, un bar “cero burgués” –lo define—, un lugar de laburantes donde el joven juega de local desde febrero pasado, cuando salió en libertad. Su mirada se embarca en un mar de proyectos: otro libro de poemas más, el crecimiento de la revista que edita, ¿Todo piola? (ver aparte), la carrera de letras que cursa en la UBA. “Me lo bajo en un toque”, dice por el sándwich de pan francés que le acaba de servir Ubaldo Collado, dueño y mozo, sufrido hincha de Racing. Como César. Si la lluvia es el momento en que el cielo y la tierra tienen un orgasmo –como escribió en otro poema–, habrá que esperar ese encuentro. El sol empuja en cámara lenta a las nubes. “Algo le debo a mi sangre toba. Te dije que se estaba yendo la tormenta –se entusiasma, mientras comprueba que se cumple su pronóstico–; nunca le hagas caso al servicio meteorológico. Las culturas originarias de este continente miran el cielo y saben cuándo va a llover. Ahora tenemos todas las tecnologías. Y ni así le pegan.”

En menos de un minuto, César devora el sándwich. “¿Qué hacés, caradura?”, dice y saluda a Lucho, el padre de un compañero de la calle, cuando César andaba en la calle, unos seis años atrás que parecen prehistóricos. “En el barrio siempre es así, se acercan a saludarme.” El barrio es la villa Carlos Gardel, “panorama de vida que siempre tiene olor a celda, a plomo, a trabajo en negro o en gris o a traje de encargado de limpieza”, dice en el poema dedicado a ese lugar en el mundo donde nació –hace 21 años– y creció a los porrazos. Donde vive y da talleres literarios para rescatar a los pibes de un “infierno anunciado”. “No es que me levanté un día o manejé en mi cabeza, en algún momento, la idea de escribir un libro –cuenta César–. La venganza del cordero atado es un rejunte de los poemas que escribí, tan simple como eso.” Lo que no es tan simple es dónde los escribió, en institutos de menores, en la cárcel, bajo el seudónimo de Camilo Blajaquis: Camilo en homenaje al comandante Cienfuegos –uno de los líderes de la Revolución Cubana–, Blajaquis por el militante peronista asesinado en la pizzería La Real, relatado por Rodolfo Walsh en ¿Quién mató a Rosendo?

“Mi cabeza empezó a cambiar, a incorporar cosas nuevas; todo un mundo que no conocía hasta antes de caer preso, cuando me di cuenta de todo lo que se le oculta a un joven que le toca nacer en un barrio de clase baja, en una condición pobre y humilde como en la que nací. Aparte de excluirte económicamente, te excluyen cultural y simbólicamente. Te excluyen porque sos el negro de una villa, el negro de mierda, vas a ser chorro, obrero y nada más. El sistema te excluye y es mucho más cruel de lo que uno cree –repasa su aprendizaje–. Lo que juega es una exclusión simbólica: el de la villa es un ignorante, es un posible delincuente.” César subraya que el primer acto de su renacimiento, antes de la escritura, no fue la lectura –los libros que unas manos de mago, literalmente, acercaron a sus ojos– sino la libertad que le dio pensar. “Empecé a usar esto que tengo acá arriba –dice con el dedo índice en la sien– para algo productivo, para algo que me diera vida, que me diera fuerza. Y digo vida porque estaba muerto en vida: 16 años, seis balazos de la policía, me quedaban cinco años de cárcel; ingresé a un instituto con los clavos en las piernas, en muletas, pesando 50 kilos. Realmente estaba muerto.”

La realidad es que estaba preso –muerto en vida– en 2005. El camino de regreso a la vida tiene un nombre: Patricio “Merok” Montesano, un amigo que le acercó los libros, “un vago que daba taller de magia voluntariamente dentro de la cárcel”. “Nos trataba bien, no venía desde un lugar de profesor, ‘a ustedes, negritos, les vengo a enseñar cómo es la vida’, que es muchas veces la postura de los talleristas en la cárcel. El nos trataba como personas, no como monstruos. Nos enseñaba un truco de magia y nos hablaba de Walsh, de Cooke, del Che, de lo que pasó en los ’70. Nos hablaba de arte, de poesía, de cultura –enumera ese torbellino de novedades que lo asaltaron–. Al principio no le di mucha importancia, ‘este loco de mierda, qué me importa lo que dice, si total a mí me quedan un montón de años’. Pero venía en serio, con pureza, para ayudar.” El mago vaya si ayudó. Le prestó De Ernesto al Che, de Calica Ferrer. “Antes de ese libro yo no sabía, por ejemplo, que el Che era argentino, ni qué había hecho, ni cuáles eran sus ideales, ni por qué luchó –reconoce César–. Ese libro me sirvió para darme cuenta de que uno puede hacer un click en la vida, como lo hizo el Che. Y comenzaron las preguntas, aparecieron los porqué: por qué nací en una villa, por qué tuve que ser pobre, por qué tuve que nacer en un contexto de mierda, por qué tuve que saber a los 7, 8 años que existe la cocaína, el porro y que vivo en un barrio donde eso es frecuente y la cultura es ésa.”

La seguidilla de preguntas productivas se multiplicaban; estaba encerrado, pero no anestesiado. No sabía qué esperaba, pero algo llegaría. “¿Hubiese terminado en una celda si no hubiese nacido en una villa? Si nueve de cada diez de los que estábamos en la cárcel éramos de una villa. ¿Qué hubiese pasado si hubiese nacido en otro contexto? Realmente no sé, pero considero que en la cárcel no hubiese terminado con 16 años, baleado, adicto a las drogas como era. Se cayó la venda de mis ojos con mucha rabia. No quería darle el gusto al sistema, a la sociedad, que quiere que terminemos en la cárcel. Y fue una ruptura.”

–Y la rabia lo llevó a la lectura...

–Sí, a leer, a informarme, a llenarme de argumentos. Fue un renacimiento; el concepto de renacimiento en la historia de la humanidad es salir de la oscuridad de la Edad Media, de las tinieblas del oscurantismo. De repente aparecen Galileo, Da Vinci, Copérnico, otra corriente de filosofía con Descartes, los inventores, los pintores. Mi renacimiento fue gracias a la cultura. ¿Sabés por qué hablo de rabia?

–No.

–Porque no es lo mismo que alguien de clase media piense a que lo haga un pibe de clase baja. Si el de clase baja tiene conciencia de clase, la potencia que tiene ese pensamiento es mucho más explosiva que la de la clase media, en el sentido de rebelarte. Fue lo que me pasó a mí: tener conciencia de clase, pero no haciendo una separación porque yo soy de abajo, pero no quiero que se muera el de arriba. No. Yo pensaba todo esto, pero seguía dentro de una celda. No sabía que el día de mañana iba a publicar un libro, a hacer una revista...

–Tocó fondo: o se hundía del todo o flotaba y salía a la superficie, que es lo que hizo.

–Exactamente, pero una vez que llegué a flotar, había que remar porque estaba en el medio del mar y no había remos. Había que remar y no había balsa, había que remar y no había isla para naufragar. Me pegaron en la cárcel por leer, por escribir, por pensar, paradójicamente. La sociedad dice que en la cárcel estamos mejor, que los derechos humanos son sólo para los chorros... y uno escucha todo ese discurso de que nos gusta esa vida en la cárcel, que no hacemos nada. A mí no me gustaba esa vida y decidí hacer otra cosa: leer, terminar el secundario, recibirme. Pero no recibí un abrazo de la sociedad; recibí piñas, me quebraron los tobillos, me rompieron un diente; sufrí miles de requisas por leer y escribir. Me di cuenta de que la sociedad prefiere que los pibes roben, que se droguen antes que accionen y piensen. Es más peligroso un pibe que piensa que un pibe que roba. Cuando un pibe en este país pensó y accionó, lo torturaron, lo masacraron y no apareció más.

–En un poema se lee que una psicóloga dijo que no podía ser escritor. ¿Fue así?

–“Y esa piña duele más que la del guardia”... puse en ese poema. Siempre recuerdo el día que escribí mi primer poema y se lo llevé a una psicóloga que tenía en el Instituto Belgrano. Lo había escrito la noche anterior después de leer una crónica de Arlt en Aguafuertes porteñas que me había gustado mucho. Seguramente estaría lleno de limitaciones; al principio escribía con rima, no podía escaparle a eso (risas). Había sentido un vómito que me daba libertad. Algo se había desatado, el candado se había quebrado cuando escribí ese poema. No es una figura menor el psicólogo dentro de la cárcel; es el juez cotidiano de tu vida. Yo le llevaba un poema que me había hecho sentir persona... Yo me odié mucho tiempo, pero llegó un momento en que ese odio lo transformaba en violencia o en poesía. La psicóloga dejó el papel a un costado y me dijo: “Muy lindo esto, pero cuando salgas tenés que trabajar. Vos cometiste un delito, tenés que resarcir a la sociedad y la única forma es que te rompas el lomo trabajando. Con esto –por el poema– no resarcís el daño. Esto puede ser muy lindo, un pasatiempo, pero tenés que trabajar. A ver si se te mete en la cabeza...”. Y no fue una mala experiencia como argumentan algunos psicólogos para que me quede tranquilo. ¡Las pelotas fue una mala experiencia! Tuve doce psicólogos diferentes y todos me dijeron lo mismo. Ninguno me leyó un poema. Yo necesitaba que alguien lo leyera, que me dijera: “Está feo, pero vas bien”. Era un acontecimiento para mí, pero me lo negaban, lo reprimían. Cuando se lo di a Patricio, me dijo: “¿Es la primera ves que escribís? Seguí, probá, no está nada mal”. Y me trajo libros de poesía. ¿Te das cuenta la función de uno y otro? Uno estaba para ayudar, los psicólogos para reprimir.

–¿Por qué dice en un poema que “aunque no parezca soy poeta, soy un optimista”?

–Ese poema es una trompada tras otra, pero lo escribí en otro momento. Eso fue hace tres años, cuando pensaba que la política eran los políticos, pero ahora sé que es una herramienta. Si los políticos en nombre de la política hicieron desastres, la palabra no tiene la culpa. Hay optimismo en el escenario político argentino y hasta noto cierta alegría. La naturaleza de los barrios bajos es el peronismo obrero. No puedo desconocer eso; y con más facilidad me doy cuenta de que este gobierno se corresponde con esa naturaleza, que este gobierno está relacionado directamente con los intereses populares y me siento identificado. Yo viví en una casa de material y chapa toda la vida. Hoy tenemos una casa digna con calefón, cocina y agua caliente. Pero tampoco me encierro en una etiqueta ideológica. Soy peronista, pero lo que menos me gusta del peronismo es Perón. Para mí el peronismo es una esencia colectiva; por eso me siento identificado con esa subjetividad colectiva que resistió 18 años. Soy eso, pero también marxista y me gusta la filosofía, el rock y el reggae. Decir “soy esto” es autolimitarse, autoexcluirse. Yo quiero seguir creciendo y seguir siendo cada vez más cosas.

–¿Qué pasó con su lenguaje cuando salió de la cárcel? ¿Cambió?

–Sí, empecé la facultad, estoy en nuevos ambientes con gente que habla diferente. Pero el lenguaje es muy amplio; en mi barrio si tengo que hablar con los pibes, hablo así también. Soy así siempre, pero tampoco en exceso porque si me hago el académico me van a decir: “¿Qué estás hablando, gil?” (risas). Pero no me gusta el estereotipo y simular que soy villero y tener que comerme las eses y decir: “Ey, guacho”. Ya venía incorporando nuevas palabras a mi vocabulario desde la lectura. ¿Vos te pensás que hablaba así cuando caí en cana? Usaba la misma cantidad de palabras para hablar siempre de lo mismo: a quién le choreamos, cuánto hiciste, cuánta merca compramos, anda la yuta... No salía de ahí. Ahora no tengo odio, y eso que me sobraban los argumentos para odiar, para salir de la cárcel con ganas de matar. Sigo escribiendo poesía, estoy preparando mi segundo libro. Necesito escribir como el adicto necesita de su dosis. Mi dosis es escribir porque me corre la poesía por las venas. Y que por mis venas corra poesía es lo que me hace también experimentar una sobredosis de esperanza.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Versiones de Caperucita. 3 A

Caperucita roja


Había una vez una chica llamada caperucita roja. Le decían así porque le gustaba mucho el color rojo y porque era pelirroja. Tenía el pelo largo hasta la cintura con rulos. Siempre usaba un moño rojo entonces en el colegio e decían caperucita roja. Para ir al colegio siempre usaba el mismo vestidito y sus zapatos rojos. Era aficionada al color rojo. Caperucita vivía en laferrere en un barrio muy lindo que estaba lleno de casas y era muy limpio. Ella tenía muchos amigos. Tenía su mejor amiga al lado de su casa. Lo que mas le gustaba era que siempre comían galletitas con leche. Un día la mamá la llamo

- caperucita vení ella respondió

- ya voy ¿Qué pasa mami? La mamá le dijo

- va a llevarle esta pizza a tu abuela. Caperucita se fue contenta a la casa de su abuela. Una cuadra antes se encontró con el lobo le pregunto

- ¿ A donde vas? Caperucita le contesto

- A la casa de mi abuela. El lobo la mando por un callejón. Caperucita después de correr y correr encontró la salida. Era un agujero muy grande en la pared que estaba en una esquina. El lobo corrió a la casa de la abuela de caperucita: Toc toc.

- ¿Quién es?

- Soy yo caperucita abuela

- Pasa caperucita la puerta esta abierta. El lobo entro y se la comió después llego caperucita golpeo la puerta. El lobo disfrazado de la abuela y haciendo la voz de la abuela contesto.

- Pasa caperucita la puerta está abierta. Caperucita paso vio a la abuela y le dijo

- Que orejas tan grandes que tienes

- Es para escucharte mejor

- Que ojos tan grandes

- Es para verte mejor

- Que brazos tan grandes que tienes

- Es para abrazarte mejor. Entonces caperucita dijo lo que nunca se le ocurriría decir.

- Que boca tan grande tienes

- Para comerte mejor. Antes que se coma a caperucita. Apareció un policía. Lo vio durmiendo y le abrió la panza para sacar a caperucita y a ka abuela. Después la abuela y caperucita ayudaron a llenarle la panza de piedras y fueron a tirarlo a un terreno baldío y descampado después el lobo de despertó maldicio el día que se comió a la abuela y caperucita porque no se podía mover. Caperucita la abuela y el policía se pusieron a festejar comiendo pizza y gaseosa. Vivieron felices por siempre.
Lucrecia







Caperucita celeste

Había una vez una niña igual a todas llamada Caperucita Celeste.


Le decían así porque vivía cerca del mar

Ella iba todos los días tenia todo celeste su dormitorio el pantalón las remeras las medias y usaba más celeste.

Después la mamá le dijo –Caperucita me han dicho que tu abuelita esta enferma llévale panqueques.

Mate Caperucita de fue.

La casa de la abuela era pasando el mar.

Después la mamá le dijo –Caperucita no te desvíes ni tardes mucho te iré a buscar.

Caperucita le dijo a la mamá –No te preocupes, voy enseguida Caperucita fue y el lobo le dijo -¿Caperucita, a dónde vas?- A la casa de mi abuela es pasando el mar- Yo me voy le contesto el lobo –Bueno chau Caperucita.

El lobo le mintió y se fue a la casa de la abuelita. Se la comió.

Caperucita llego a la casa de su abuela y toco la puerta

- toc toc

- ¿Quién es?

Dijo el lobo con la voz de la abuelita.

Caperucita le dijo

Yo caperucita.

-Pasa la puerta está dijo el lobo.

Caperucita noto algo extraño le dijo:

-¡Ay abuela, que brazos tan fuertes!

- Para abrazarte mejor

- ¡Ay abuelita! Que orejas tan grandes tenes

- Para escucharte mejor

- ¡Ay abuela! Que boca tan grande tenes

-Para comerte mejor

El lobo se la comió de un bocado se acostó porque estaba muy cansado y se durmió. Un doctor escucho ronquidos del lobo.

Le abrió la panza y saco a caperucita y a la abuela. Al lobo le llenaron la panza con piedras.

El doctor le coció la panza y lo llevo a lo profundo del mar hicieron una fiesta con panqueques y mate.






Caperucita violeta

Habia una niña muy parecida a todas las niñas pero era diferente porque tenian pintados los ojos de color violeta. Por eso la llamaban Caperucita violeta Caperucita vivia en la ciudad de capital. Su mamá la llamó y le dijo – Le llevarás unas empanadas a tu abuela porque está enferma, una torta, y leche en tu mochila Su abuela vivia en capital y para llegar tenia que tomar un tren. El lobo se encontro en el tren con Caperucita Violeta y le preguntó -¿A dónde vas?


- A la casa de mi a buela porque esta enferma Yo conozco el camino mas corto Caperucita. No se dio cuenta que era mas largo.El lobo toco la puerta de la abuela

-¿Quién es? – Yo caperucita violeta. El lobo la engaño. Era feo babeando con la boca abieta y se comio a la abuela de un bocado después se disfrazo de la abuela. La espero a Caperucita violeta cuando llego a la puerta toco –Toc toc -¿Quien es? Yo caperucita Violeta. El lobo dijo –Pasa la puerta está abierta- Que brazos tan fuertes tenes.

-Para abrazarte mejor

- Abuela que orejas tan grandes tenes

- Para escucharte mejor

Pasaba un policiay vio por la ventana un lobo. Paso y le abrio la panza al lobo y salieron Caperucita y la abuela salieron vivas.

La abuela Caperucita y el policia al lobo le pusieron piedras.

Le cosieron la panza y lo tiraron a un parque.

El lobo no se podia mover.

El policia Caperucita y la abuela celebraron con leche torta y empanadas.







Caperucita Violeta


Había una vez una niña que se llamaba caperucita violeta era igual a las demás niñas pero era diferente por un detalle porque usaba pelucas y ropa violeta siempre andaba por todos lados vestida de violeta.

Tenía pantalones, polleras, shores violetas. Usaba pelucas con pelo largo y corto y nunca dejaba ver su cabello verdadero porque no le gustaba. Vivía en el mar su casa era muy grande. Ella se ponía en la orilla del mar y jugaba con el agua.

Un día la mamá le dijo- Tu abuela está enferma le llevarás ese taper que tiene biscochuelo y esta botella de jugo. Caperucita agarró un bote y se fue a la casa de su abuela que vivía en la otra orilla del mar se encontró con el lobo y le dijo:

- Hola caperucita ¿A dónde vas?

- A la casa de mi abuelita mi mamá me contó que está enferma

- Yo te acompaño. Y el lobo le dijo

- Tu vas por el camino más corto que es por allí y yo voy a visitar a los niños pobres el lobo se fue a la casa de la abuela tocó la puerta toc toc

- ¿Quién es? Dijo el lobo

- Yo caperucita dijo abuelita que brazos tan grandes que tenes

- Para abrazarte mejor

- Que orejas tan grandes que tenes

- Para escucharte mejor

- Abuelita que boca tan grande que tenes y el lobo se comió a Caperucita de un bocado. El policía estaba haciendo guardia y de la boca del lobo salía un fuerte ronquido el policía dijo

- La abuela ronca y sacó a Caperucita y la abuela le puso muchas rocas y lo llevó a lo profundo del mar Caperucita sacó del taper el biscochuelo el jugo y celebraron mientras el lobo se quedó maldiciendo el día que se comió a la abuela y después a Caperucita.






Caperucita amarilla

Había una vez una chica que tenía todo amarillo y que se maquillaba de amarillo.


Hasta el pelo era de ese color y lo tenia suelto y suave. Le decían Caperucita amarilla.

Caperucita vivía en una selva. Había animales, flores y plantas. La mamá le dijo: - Tu abuela está enferma y le vas a llevar un biscochuelo y un poco de te- Para ir a la casa de su abuela tenia que ir caminando porque había muchos árboles y hojas. Se cruzó con un lobo que le dijo -¡Caperucita ¿a dónde vas? A la casa de mi abuela.

El lobo se fue por el camino mas corto y Caperucita llegó tarde porque se distrajo mirando los árboles que tenia banana, manzana, naranja, mandarina y frutilla. Caperucita cruzó al lobo

El lobo la engañó fue por el camino más corto y Caperucita por el más largo. El lobo llegó primero

- Toc toc. La abuela le dijo – ¿Quién es?- Soy yo Caperucita la abuela dijo: -Pasa y el lobo se la comió de un bocado y se disfrazó de la abuela y la espero

- Toc toc toc ¿Quién es? Soy yo Caperucita

- Pasa dijo Caperucita –Que oreja tan grande – para escucharte mejor – que brazos tan grandes para abrazarte mejor – Que boca tan grande – Para comerte mejor y se la comió de un bocado- Vino el policía y le abrió la panza y las saco a la abuela y a Caperucita.

Al lobo lo tiro en la mitad de la selva. Para festejar la abuela los invito a tomar te y biscochuelo a los dos.

Gianella



Caperucita amarilla


Había una vez una nena que era parecida a todas las nenas pero era diferente por un detalle, usaba pelucas amarillas.

Tenía el pelo lacio y era re largo. Le llegaba al piso. Usaba aros color amarillos muy grandes. Por eso le decían caperucita amarilla. Caperucita amarilla vivía en la ciudad y tenía muchos amigos.

Estaba por desayunar y – la mamá le dijo Caperucita iras a la casa de tu abuela. En una mochila llevarás comida porque tu abuela esta enferma. Te iras en colectivo las monedas están en el bolsillo de la mochila le llevaras comida panchos una gaseosa y empanadas. En el colectivo se encontró con el lobo el lobo le dijo ¿Caperucita a dónde vas Caperucita? A la casa de mi abuela que queda en San Justo.

- ¡Ay! Yo conozco el camino más corto Pero el lobo se fue por el camino más corto y llego primero.

- Tun- Tun la abuelita dijo ¿quién es? Yo Caperucita

- Pasa la puerta está abierta.

El lobo parecía rabioso y se la comió a la abuela. Se puso su camisón y llego Caperucita.

- tun tun

- ¿Quién es?

- Soy yo Caperucita.

- Pasa le dijo el lobo con voz de mujer.

El lobo estaba tapado hasta la nariz Caperucita le dijo

- ¡Abuela que brazos tan fuertes tenes!

- ¡Para abrazarte mejor!

- ¡Abuela que orejas tan grandes tenes!

- ¡Para escucharte mejor!

- ¡Abuela que boca tan grande tenes!

- ¡Para comerte mejor!

El lobo se quedo dormido. Un policía que pasaba escuchó un ronquido entró y con un cuchillo sacó a Caperucita y a la abuela.

¡Le pusieron piedras al lobo que no se podía mover!

Limpiaron la casa de la abuela. El policía la abuela y Caperucita comieron los pachos la gaseosa y las empanadas para festejar.

Shaile


Caperucita Verde


Había una nena diferente a las demás nenas porque tenía el pelo verde. Tenía zapatos verdes y se maquillaba los ojos verdes por eso le decían Caperucita verde.

La niña vivía en la ferrere. Tenía linda casa y amigas lindas. Ella era más linda. Se pintaba los ojos y la boca. La mamá de caperucita la llamó y le dijo:

- iras a la casa de tu abuela le llevarás pastel, vino, flan y queso.

Caperucita se fue en colectivo se sentó al lado del lobo le preguntó ¿a dónde vas? A la casa de mi abuela que vive cerca de la plaza el lobo se fue por el camino más corto y llegó primero. Puso voz de caperucita.

Toc toc ¿quién es? Yo caperucita – Pasa la puerta está abierta. Después el lobo entró y se la comió a la abuela.

Caperucita dijo Abuela que brazos tan fuertes que tenes.

-Para abrazarte mejor

Abuela que orejas tan largas que tenes

Para escucharte mejor

Abuela que boca tan grande que tenes

Para comerte mejor

El lobo se comió a Caperucita de un bocado. El policía escucho un ruido y entro. Saco su cuchillo y le abrió la panza. Salvo a la abuela y Caperucita le lleno la panza de piedras y se la coció.

Se llevo al lobo al campo y lo tiraron para quedarse para siempre tirado. Para festejar la abuela Caperucita y el cazador comieron el pastel, flan y queso.

Natali

Toma de apuntes sobre dinosaurios y características de períodos prehistóricos 3º C

Período triásico.


Todos los continentes estaban unidos. Ese continente se llamaba Pangea.

El clima era cálido y húmedo. Mo había ni invierno ni verano. No existían los polos con hielo como ahora. Había selvas con helechos gigantes y bosques con confieras. Vivían los dinosaurios, reptiles marinos, ranas tortugas y peces que nadaban en los ríos.



Período Jurásico.

Empezó hace 195 millones de años. El clima era cálido y húmedo y las selvas eran más grandes. Aparecieron dinosaurios más grandes los saurópodos.

Habitaban la tierra pequeños reptiles y grandes cocodrilos.



Período cretácico

Comenzó hace 144 millones de años. Los continentes estaban separados. Aparecieron las primeras plantas con flores. Seguían existiendo los helechos y las coníferas.

Muchas clases de aves evolucionaron los dinosaurios inmensos los grandes saurópodos dieron paso a carnívoros más rápido como el tiranosaurio rex y herbívoros como el iguanodon.